Según ha explicado, “en la actualidad, el Territorio de Bizkaia dispone de una única Unidad de Rehabilitación Cardiaca en el Hospital de Basurto; y esto es así a pesar de que es bien conocido que el número de pacientes atendidos por este tipo de enfermedades es incluso superior en el Hospital de Cruces”.

“Resulta incoherente que ante un numero de atenciones mayor no se habilite una Unidad de Rehabilitación Cardiaca, tanto más teniendo en cuenta que el Hospital de Cruces dispone -al igual que el de Basurto- de todas las especialidades (Cirugías Vascular y Cardíaca, Cardiología, Hemodinámica y Unidades Coronarias) para la  atención de estas enfermedades”, ha advertido.

“Esta carencia en el Hospital de Cruces ocasiona una inequidad en la atención a la población asignada a dicho hospital, hecho este que va en contra de uno de los principios fundamentales de un sistema público de salud como el nuestro”, ha indicado. Y ha añadido que “la finalidad de la iniciativa que hemos presentado consiste, precisamente, en subsanar esa carencia”.

La parlamentaria nacionalista ha recordado que los objetivos de una Unidad de Rehabilitación Cardíaca son controlar los factores de riesgo cardiovascular a través de un seguimiento clínico de los mismos, disminuir el periodo de convalecencia, reducir la mortalidad asociada a nuevos eventos cardíacos, así como la readaptación personal, social y laboral del paciente mediante técnicas psicológicas para ayudar a superar a la enfermedad y sus complicaciones asociadas, como la depresión.

En los países desarrollados, las enfermedades vasculares tienen una gran incidencia y prevalencia en la población; dentro de estas enfermedades vasculares, las de origen cardíaco como el infarto, la angina y la insuficiencia cardíaca, adquieren una importancia relevante  tanto por su prevalencia como por ser críticas para la salud de los ciudadanos; y, entre ellas,  el Infarto Agudo de Miocardio es, sin duda, la nosología mas critica para la vida de los ciudadanos, tanto desde el punto de vista inmediato, por su elevada mortalidad, como por las complicaciones e invalidez que pueden devenir tras la fase aguda de la enfermedad. “Sin embargo, las modernas técnicas médicas como la fibrinólisis y la revascularización en las fases agudas del infarto de miocardio, además de las políticas preventivas, han mejorado sustancialmente la letalidad de esta enfermedad”, ha puntualizado Fátima Ansotegi.

En este contexto, ha destacado que “es un hecho contrastado que, una vez transcurrida la fase aguda de la enfermedad, los programas de rehabilitación cardíaca incorporan un alto valor a las funciones y calidad de vida de los ciudadanos”. “De esta manera, la intervención temprana a través de las Unidades de Rehabilitación Cardíaca, en la fase postaguda del infarto de miocardio y en la angina estable, incorporan valor preventivo, mejor función cardiaca y mejora de calidad de vida para las personas.  Y eso es, precisamente, lo que perseguimos con nuestra iniciativa”, ha concluido.