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Sala de Prensa

03/12/2012

Urkullu: “la política lingüística necesita el refugio de un acuerdo social y político amplio”

El 3 de Diciembre es el Día Internacional del Euskera. Es el día dispuesto para reivindicar el valor universal del euskera; para expresar que el euskera, nuestra lengua propia-no es la única que tenemos, pero si es la que solamente tenemos nosotros- es tan digna o valida como cualquier otra. Y, desde este mismo comienzo quiero decir que éste es un día para asumir compromisos y empeñarnos en ellos, es el día para reafirmar el compromiso a favor del euskera y de la convivencia lingüística. En unos días me corresponderá conformar un nuevo Gobierno. Por ello, no vengo a decir lo que hay que hacer, sino a comprometerme y a decir lo que haremos. Éste es hoy, el modo de reafirmar mi compromiso.

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Urkullu: “la política lingüística necesita el refugio de un acuerdo social y político amplio”

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En la historia del euskera siempre ha estado presente la llamada a extender el euskera, a darlo a conocer a los cuatro vientos. Etxepare y Lizardi son ambos testigos de esta afirmación. El primero nos llamó a llevar el euskera a todos los rincones “Heuscara, ialgui adi plaçara!”, y el segundo expresó su deseo de poder utilizarlo en todos los ámbitos  “izkuntza larrekoa, nai aunat ere noranaikoa”. Hoy podemos afirmar que el euskera es un idioma moderno, que se utiliza en cualquier ámbito y para comunicar cualquier cosa; es un idioma que avanza, que da pasos en firme hacia adelante. A nosotros nos corresponde, a nuestra generación le corresponde que esa cadena no se rompa, nos corresponde la labor de transmitirlo a las generaciones venideras, nos toca transmitirlo con mas fuerza que con la que lo hemos recibido. El futuro se halla en nuestras manos.

El euskera, en general, ha vivido un avance importante en estas tres últimas décadas. El desarrollo ha sido relevante en la CAV, algo más lento en Nafarroa y se ha producido un retroceso en Iparralde. Me preocupa notablemente la situación del euskera tanto en Nafarroa como en Iparralde. Partiendo de un profundo respeto mutuo, tendremos que hacer nuestro mejor esfuerzo, en pos de conseguir que el euskera se fortalezca también en esos dos territorios. En todo caso, a través de la evolución que nuestra lengua ha vivido en la CAV, el euskara cuenta hoy con la mayor cantidad de hablantes de toda su historia, son cada vez menos las personas que solamente hablan en castellano y que no utilizan el euskera, y es cada vez mas utilizado en una variedad extensa de ámbitos sociales. 

El avance no se ha producido "per se". Dos hitos importantes enmarcan este desarrollo: el euskara batua y la Ley del Euskera. Hace 25 años murió Koldo Mitxelena, el gran precursor del euskara batua, y hace ya 30 años que se aprobó la Ley del Euskera. Mitxelena estableció como objetivos encontrar un "espacio para asegurar la pervivencia y el crecimiento" y construir una llamada "integración entre lenguas". La Ley del Euskera cumple y asume estos dos objetivos, y esas palabras de Mitxelena nos enmarcan el camino que habremos de labrar en el futuro.

Tenemos en juego nuestra convivencia. La del euskera no es una labor solamente de los euskaltzales. Es responsabilidad de todos los ciudadanos la convivencia entre nuestras lenguas, es decir, la convivencia entre el euskera y el castellano (también el francés). Representantes públicos y políticos, trabajadores y empresarios, jóvenes y mayores, periodistas y profesionales de todos los espectros, sepan euskera o no, de un color político u otro, personas que quieran vivir en euskera como los que optan por vivir en castellano... es labor de todos construir una convivencia lo mas equilibrada y armoniosa posible. “No imponer, no impedir, nadie es más que nadie: garantizar efectivamente la opción lingüística de todos los ciudadanos": éste es mi espíritu, mi compromiso. Ello nos compromete a crear oportunidades para el uso del euskera, para que nadie que así lo decida tenga ningún tipo de impedimento. Por el momento nos encontramos lejos de ese punto, y necesitaremos tiempo para llegar a el. Ello nos pide promocionar  la lengua mas débil actualmente, el euskera. Conscientes de que hay que hacerlo de manera progresiva, poco a poco, sin excesos, pero sabiendo también que el uso del euskera no se extenderá o reforzara por si mismo, sin el empuje constante de todos nosotros. El futuro del euskera se encuentra en las manos de cada uno de nosotros, y mi compromiso consiste en que el Gobierno Vasco, en su conjunto, el Lehendakari y todos sus departamentos, utilicen el euskera cada vez con más asiduidad; asimismo, también se requiere tomar medidas para  garantizar que la ciudadanía pueda decidir utilizar el euskera como el castellano, y desarrollar políticas activas para reforzar el euskera dentro de nuestra sociedad. Siempre, respetando y haciendo respetar las opciones lingüísticas de todos los ciudadanos. Pienso en una Euskadi en la que, también en el ámbito de la lengua, todos los ciudadanos puedan vivir en igualdad de oportunidades y libertad y sin darse la espalda unos a otros.

Desde el gobierno se puede hacer mucho, y lo haremos, tomando la Ley del Euskera como brújula, lo haremos como hemos hecho en estas últimas décadas. Somos conscientes que sin el apoyo de una ley fuerte y sin una política activa, el euskera no conseguirá el "espacio que requiere para su pervivencia y crecimiento" que reivindicó Mitxelena, y como consecuencia, no podrá construirse la sociedad bilingüe que pretende la Ley del Euskera. Un apoyo legal firme y una política lingüística constante resultan fundamentales (no hay mas que analizar lo ocurrido en Nafarroa, Iparralde y la CAV). Pero, todo ello no resulta suficiente, y tampoco es lo más decisivo. Sobre todas las cosas, la clave realmente fundamental es la adhesión de todos los ciudadanos. El euskera es patrimonio de todo el ciudadano, pero además de patrimonio, pretendemos que también sea idioma de comunicación de todos ellos, para que cada uno pueda utilizar el idioma de su elección con toda naturalidad. Para ello, para reforzar la fuerza vital del euskera, necesitamos que los que lo sepan lo utilicen y que los que no lo conozcan den pasos hacia su conocimiento, cada uno en la medida que quiera y pueda. Trabajaremos para  que se use cada vez con más normalidad  en la función pública, y desarrollaremos medidas para que progresivamente se  garanticen los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos. Pero, no solamente en los servicios públicos; también buscamos la presencia fuerte del euskera  en el ocio, con los amigos, en el ámbito laboral, en la vida social. Y en todo ello, la clave principal, aunque no la única, es la voluntad del pueblo. Al fin y al cabo, hemos de incrementar la adhesión de los ciudadanos para con el euskera, y para ello necesitamos reforzar el prestigio del euskera y su atractivo. Desde el gobierno, impulsaremos las políticas que nos ayuden a llegar a esos objetivos.

He aquí mi compromiso: la política lingüística necesita el refugio de un acuerdo social y político amplio. Dado que lo que esta en juego es la misma convivencia, y que la convivencia lingüística es labor de todos nosotros, es crucial un acuerdo social y político fuerte. El éxito cosechado con la Ley del Euskera debe mucho al consenso establecido en su entorno. Ese consenso, no obstante, habrá de ser reforzado, sin excluir a nadie, dejando de lado negligencias y falsos dogmatismos, para que entre todos podamos andar el camino de la convivencia lingüística. Resulta difícil, si no imposible, desarrollar una política lingüística exitosa, sin contar con un  consenso social o político.

Quedan marcados por tanto, el punto de partida hacia un consenso amplio, los principios y líneas de trabajo principales: Euskara 21. De hecho, en este Día Internacional del Euskera, mi  mayor compromiso  no es otro que el desarrollo de Euskara 21 , siempre teniendo como brújula  la convivencia lingüística establecida sobre la igualdad y la libertad, la adhesión de la ciudadanía y el consenso social y político; y cumpliendo, haciendo cumplir y desarrollando la Ley del Euskera. Lo cumpliremos. Empeño en ello mi palabra.