El Pleno del Parlamento Vasco ha aprobado hoy, con un amplio acuerdo, la primera Ley de Juventud de Euskadi. Una norma con la que se busca mejorar las condiciones de vida y los planes de futuro de un colectivo que está sufriendo especialmente las consecuencias de la crisis. Es una ley, ha dicho en su defensa la parlamentaria Maialen Gurrutxaga, que fija y amplia los derechos de los y las jóvenes y que tiene como fin posibilitar el desarrollo de sus proyectos vitales. “Problemas laborales, de vivienda, de emancipación, desigualdad…Obstáculos que impiden una realización plena. Esta norma, la primera específica por y para la juventud vasca, busca precisamente dar la protección y las medidas necesarias para remover todas estas incertidumbres y dificultades”.

La nueva ley amplia la edad de las personas objeto de la misma, situándose entre los 12 y los 30 años. Un hecho destacable, para Gurrutxaga, ya que entrará a regular el tiempo libre y el ocio educativo de los y las menores, consiguiendo así una educación más completa. “Hablamos de edades tempranas en la que las personas más jóvenes comienzan a crear un entorno fuera de la educación formal. Establecer unos valores comunes fuera de la escuela y llevándolos al tiempo libre nos parece importante para el proceso de formación y el crecimiento individual. Regulando este ámbito complementario se consigue también una educación más completa”.

Gurrutxaga ha incidido en la importancia que tiene contar con la opinión de la juventud e incluirla en la toma de decisiones para que ellos y ellas se sientan “protagonistas” de su historia. “Piden su sitio en la sociedad y esta ley llega para darles ese espacio que se merecen. Se reforzarán los cauces de comunicación con las instituciones para que sean parte activa en el diseño de las políticas, planes y acciones concretas a implementar”, ha destacado.

La representante de EAJ-PNV reconoce que la ley “no será la varita mágica que todo lo solucione”; hay muchos problemas que son estructurales y que requieren de otros cambios, pero esta ley permite construir un plan de futuro, donde la juventud es la protagonista. Un plan con objetivos concretos y con acciones que van dirigidas a favorecer la autonomía y la emancipación de las personas jóvenes. Así, uno de los ejes sobre los que pivota la norma es el de rebajar en dos años la edad media de emancipación y situarla en los 28, trabajando para ello en los ámbitos de la vivienda, la formación, el mercado laboral o las ayudas. “Los y las jóvenes son personas luchadoras, con sueños, con conciencia solidaria y bien formadas. Debemos darles un horizonte de esperanza. Hoy, con esta ley, ponemos un punto y seguido a todas las políticas públicas que durante años se han desarrollado en este País y es un punto y seguido a nuestro compromiso con los y las jóvenes. Son futuro, pero también presente y desde hoy dispondrán de nuevas herramientas para llevar a cabo sus proyectos de vida”, ha concluido.